Para los formenteranos el Pilar de la Mola es una de nuestras referencias culturales, un ancla en el mar de la historia donde tenemos hitos que nos recuerdan de dónde venimos: la Iglesia de la Virgen del Pilar, el Faro de la Mola, el Molí de Vell, el Camí de Sa Pujada… Está situado al Este de la isla, a 12 kilómetros del puerto, y apenas tiene mil habitantes residentes fijos.


Es un sitio tranquilo, apartado de las zonas más turísticas, aunque los mercadillos de artesanía le aportan mucha vida durante los días en que se celebran, miércoles y domingos. Podrás pasear por sus blancas calles típicas de las poblaciones agricultoras de la isla (Pilar de la Mola está sobre una meseta, en la zona de más alta de la Pitiusa) y envolverte con la brisa insular. Tiene pocos comercios y restaurantes, aunque son muy buenos, por lo que es el destino perfecto si buscas tranquilidad, sencillez y aislamiento.